jueves, 28 de junio de 2012

Se citan con la historia

Se citan con la historia
Otra vez Cesc, como en el 2008 contra Italia, anotó el penalti definitivo y sitúa a España en la final

El combinado de Paulo Bento jugó un gran partido y desactivó el juego habitual de los de Vicente del Bosque.
España defenderá su cetro domingo a Kiev. La historia llama de nuevo a las puertas de una generación de futbolistas irrepetibles. La filosofía del toque, de la personalidad y de la paciencia en el césped recibe otra vez el reconocimiento en forma de resultados en una noche en que no todo fue fluidez y determinación, en el que España tuvo dudas, y muchos, contra una Portugal con la cabeza más desennuvolat, con las ideas claras y con un sobreesfuerzo físico que desactivó una y otra vez la jerarquía de los españoles.
La roja desesperó, Xavi nunca encontró su espacio en el terreno de juego, tampoco Iniesta, y sólo la lotería de los penales pudo derrotar al conjunto de Paulo Bento, que cayó de pie y aguantando el tipo contra la campeona de todo.
Su técnico lo había dicho en la sala de prensa, Portugal sería ambiciosa.
Y lo fue. Mordiendo en cada balón, tapando los espacios interiores y discutiendo el balón a una España maniatada.
El público local silbaba una vez y otra vez los intentos de trenzar el fútbol de siempre. Pero ayer los de Del Bosque se ahogaban con demasiada asiduidad en la telaraña lusa.
A la roja la fueron a buscar bien arriba y no le fue fácil encontrar asociaciones y superioridades, y Portugal, a medida que avanzaba la cosa parecía declinar la balanza emocionalmente, por entrega y por el vértigo de un Cristiano Ronaldo que no intervino en exceso, pero que en el uno contra uno con Arbeloa siempre intimidó-Piqué había multiplicar en la ayuda-y que estuvo cerca de hacer buena la propuesta de su país con un remate que golpeó el lateral de la red de Casillas.
España no funcionaba, pero ni así Rui Patricio pudo vivir tranquilo. Arbeloa e Iniesta, sin embargo, no acertaron a colocar entre los tres palos los dos únicos acercamientos de España.
en la primera parte.
La apuesta por Negredo como hombre de referencia no hizo el peso a Del Bosque.
El de Vallecas lidiar con Pepe y Bruno Alves, pero aquí la batalla estaba perdida y el seleccionador no tardó en rehacer el camino con Cesc como hombre más adelantado.
El partido debía madurar y aquí el catalán tenía más que decir.
Pero tampoco fue el camino. Portugal se mantuvo íntegra en su propuesta e intensa hasta el extremo.
Tan centrada en su propuesta como espesa y dubitativa la selección estatal.
El equipo de Bento estaba en todo. Veloso, Moutinho y Meireles, omnipresentes, contribuían en la presión y llegaban a replegarse.
Ni siquiera los cambios de dirección de Alonso eran respuesta a un enigma muy bien planteado por los lusitanos, bien ordenados y con coberturas constantes.
"España llega a tres cuartos de campo con una densidad de jugadores increíble", había expuesto con clarividencia Bento antes del partido. Una virtud que ayer su equipo cortó de raíz durante la mayor parte del choque.
El engranaje rojo no lograba conciliar una situación de privilegio en el argumento del partido y Portugal, aunque sin generar sobresaltos ni llegar con efectivos al área de Iker, tenía las cosas donde habría firmado antes de empezar.
Una falta de Cristiano desde la distancia y poco más, pero ya les iba bien mientras España no les hiciera ir de un lado a otro buscando la pelota. En medio de una angustia evidente, la de quien no tiene respuestas, España incluso se descuidó y en el ocaso del tiempo reglamentario concedió un contraataque con superioridad que Cristiano desbarató enviando el balón por encima del larguero.
Una de las pocas vías previsibles era que la fatiga empezara a ser evidente en las piernas de los centrocampistas lusos, pero, en un esfuerzo titánico, los tres mantuvieron el equipo entero.
Portugal nunca se partió ni agrietar, ni siquiera en la prórroga en la que España seguía sin presencia en zonas influyentes del juego. Pedro y Navas habían entrado para abrir el campo, pero apenas desbordaron y cuando lo consiguieron el área era territorio vedado de Pepe y Alves, contundentes no se sabe cuál de los dos.

El empuje de Jordi Alba
El pequeño lateral del Valencia fue la alternativa más clara de los españoles en ataque. Sólido en defensa, el catalán fue una válvula de escape constante, insaciable también en el tramo final del choque, cuando encontrado una filtración en la defensa portuguesa y sirvió un balón atrás para que Iniesta encontrase una respuesta providencial de Rui Patricio.
Ni siquiera unos últimos minutos de fatiga de Portugal permitieron a la vigente campeona de Europa y el mundo que la noche de ayer se tuviera que resolver desde el punto de castigo.
Un cara o cruz histórico que volvió a sonreír España, como en el 2008 en los cuartos contra Italia, con un Iker Casillas parando un penalti a João Moutinho que paliaba el error inicial de Xabi Alonso y un Cesc Fàbregas que, como entonces, tuvo que asumir toda la responsabilidad en el penal definitivo para situar a España en la final ya las puertas de la historia.
"He pedido que me pusieran el quinto. Lo había pensado por la tarde y tenía este presentimiento ", sonreía el azulgrana en el césped del Donbass Arena.
La roja será en Kiev el domingo y con la posibilidad de enlazar tres grandes torneos consecutivos.
Tarea de escogidos que hasta hoy nadie ha logrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario