domingo, 22 de abril de 2012

El campeón entrega el título

El campeón entrega el título
El Barça pierde por primera vez en la liga contra el Real Madrid en la era Guardiola y dice adiós a la liga
El gol de Khedira facilitó que los blancos se cerraran y los azulgrana no supieron encontrar espacios.

Después de tres ligas consecutivas, el Barça entregó ayer el título al Madrid.
Si en las últimas temporadas el Barça había tenido que ir a ganar la liga en el Santiago Bernabéu, esta vez eran los blancos los que tenían la posibilidad de sentenciar en territorio enemigo.
Y lo consiguieron con la segunda victoria blanca en la era Guardiola, la primera en el Camp Nou, que los deja con siete puntos de ventaja a cuatro jornadas del final y con la posibilidad de ser ya campeones el próximo fin de semana.
Que el Madrid gane la liga querrá decir que ha sido el equipo más regular de la competición, posiblemente el mejor del campeonato, pero no querrá decir que ya es mejor equipo que el de Pep Guardiola.
Porque es cierto que los azulgrana no hicieron ayer un buen partido y que tuvieron muchos problemas para penetrar en la defensa blanca, pero también lo es que los blancos hicieron un partido extremadamente defensivo, mezquino e impropio de un equipo grande durante muchos minutos aprovechando la explotación de uno de sus puntos fuertes, los córners a favor, que les dio una ventaja inesperado y que ni habían buscado cuando sólo se había disputado un cuarto de hora de partido.

Porque el Barça parece empeñado en regalar goles a los blancos en los primeros minutos de sus últimos enfrentamientos.
Si Valdés lo hizo en la liga y Pinto lo hizo en la copa, ayer le regaló el colectivo en un córner.
Una jugada similar a las dos que ya había aprovechado el Madrid para marcar dos goles en el Camp Nou en la supercopa hizo subir el primer gol en el marcador en el minuto 16.
Pepe ganó por arriba la acción, Valdés pudo tocar el balón pero no quedarsela y Puyol no acertó a sacarla con contundencia.
Le quedó entre las piernas y Khedira estuvo más rápido para convertir el gol.

Tras el gol del alemán se vio más el toque Mourinho en el Madrid.
El empuje del Barça buscando el empate y la mentalidad conservadora del técnico portugués y de su equipo cuando está en ventaja en los partidos importantes hicieron que los blancos se cerraran en su campo sólo intentando salir con pelotazos en largo que no eran aprovechadas nunca ni por Cristiano ni por Benzema, porque Mascherano, Puyol, Adriano y Busquets se imponían siempre en la anticipación.
El juego defensivo de los blancos, eso sí, fue perfecto durante casi todo el partido.
Pocas fisuras dejaron a su defensa.
Guardiola había decidido repetir la forma de jugar que había dado el triunfo a su equipo en el Bernabéu en el partido de la primera vuelta (1-3).
Con defensa de tres hombres y con dos extremos pegados a la línea para abrir el campo y que los pequeños tuvieran más espacios por dentro.
Alves, como en Madrid, era uno de los extremos. Sin Alexis, el técnico catalán apostó por Tello, que no logró escapar casi nunca de Arbeloa y las pocas veces que lo hizo no estuvo acertado en el remate.
Además, los pequeños, uno de ellos Thiago y no Cesc, no se encontraban.
Los pequeños ni ponían una marcha más ni tenían precisión en el pase.
Tampoco tenían desequilibrio. Había demasiados nervios, demasiado pasadas malas, demasiado controles erróneos.
Culpables de la situación eran, en buena parte, Khedira y Xabi Alonso, que completaron un gran partido en la destrucción.
Los dos con el apoyo de Özil, que ayer trabajó más en defensa que en ataque y que formó parte de un triple pivote.
La intensidad blanca dejó al Barça con sólo una oportunidad de gol creada en la primera parte, un hecho muy poco habitual en el equipo más ofensivo del mundo y que más remates hace.
Xavi no la supo aprovechar en el minuto 26, después de que un gran pase de Messi rompiera toda la defensa blanca y le dejara solo ante Casillas.
Su disparo salió demasiado cruzado. Fue la única, en buena parte, porque Messi entró poco en juego y las veces que lo hizo tenía siempre cuatro o cinco jugadores pendientes de él.
Algo le pasó lo mismo que ya había vivido el miércoles en Stamford Bridge ante el Chelsea y lo que le podría volver a pasar el martes.

El guión tuvo continuidad en la segunda parte.
Los blancos, encerrados en su campo y los azulgrana, tocando y tocando el balón, pero sin encontrar espacios.
Sólo Thiago en vano encontrar uno en el minuto 8, pero el remate de Tello se marchó muy desviada.
Los dos jugadores de la cantera fueron las dos grandes sorpresas en la alineación de Guardiola.
Ambos mostraron que son descarados y atrevidos, pero ni uno ni otro hicieron los su mejor partido.
El Barça tenía paciencia, pero los minutos pasaban y necesitaba dos goles.
Porque uno le servía de bien poco. Por eso el de Santpedor empezó a mover el banquillo.
Alexis había acabado el partido de Londres con molestias, pero no había que reservar.
El chileno salió y sacudió el partido con su lucha, velocidad y con un gol que daba esperanzas.
Quedaban veinte minutos cuando marcó el chileno tras una de las pocas jugadas en las que Messi pudo desequilibrar.
Esperanza que cortó de raíz Cristiano Ronaldo dos minutos después en un rápido contraataque.
El segundo gol del Madrid dejó muerto el Barça, que entregaba la liga a su eterno rival.
Tocará levantarse rápido. Porque el martes no se puede fallar contra el Chelsea.

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